martes, 14 de septiembre de 2010

LOS ESTIGMAS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS

LOS ESTIGMAS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS

A mediados de setiembre de 1124, Francisco de Asís se retira para meditar y ayunar en el monte Alverno, cerca de Arezzo, en Toscana. A su vuelta, lleva en su cuerpo heridas parecidas a las de Cristo en la cruz: herida de lanza en el costado, marcas de clavos en los pies y en las manos, lo que llamamos estigmas.

Francisco esconde sus heridas, vuelve a ponerse los zapatos, que se había se sacado desde que había comenzado a predicar. En vano: el fundador de la orden de los Franciscanos, ya ilustre, no puede esconder durante mucho tiempo lo que sucedió.

Jamás se había visto algo semejante. Hasta el siglo XVIII, se llamaban estigmas las incisiones practicadas por la fieles paganos en honor a sus dioses o las marcas en formas de cruz que los primeros cristianos se hacían en los brazos para testimoniar su fe. Todavía se habla de los estigmas de una enfermedad o de un vicio. Sin embargo, las heridas infligidas al cuerpo de San Francisco son, sin lugar a duda, de origen sobrenatural.

La aparición del serafín

A pesar de todas las divergencias en los detalles, todos los relatos de sus compañeros o de los primeros biógrafos concuerdan: Francisco vio llegar, quizás mientras estaba en estado de éxtasis, a un serafín ‑ángel con las alas luminosas y en llamas‑ que parecía crucificado. Según San Buenaventura, el ángel «tenía los pies y las manos extendidos y atados a una cruz, y sus alas estaban dispuestas de tal forma que dos se extendían para volar y las otras dos le cubrían todo el cuerpo». El santo, impresionado, medita una vez más acerca de la crucifixión y ve aparecer sus estigmas. Por lo tanto éstos no le fueron infligidos por el ángel, sino por su amor por Cristo martirizado. Sólo el hermano León, compañero del santo, mucho después de un primer relato muy sobrio y sin detalles, le dice a un franciscano inglés, Pierre de Tewkcsbury, que el serafín <tocó duramente» a Francisco. Esta explicación les conviene más a los fieles, sedientos de todo lo maravilloso, pero poco dados a aceptar que los estigmas pudieron aparecer espontáneamente. La iconografía la mejora aún más: Giotto, Brueguel, Durero y luego los Carracci muestran a Francisco arrodillado frente al ángel crucificado, desde el qué parten haces luminosos, verdaderas flechas de fuego. Son ellas y no una fuerza interior, las que dejan en su cuerpo las marcas de la Pasión de Cristo. Paradójicamente, la intervención física del ángel es una racionalización, según señala Francisco de Sales a comienzos del siglo XVIII.

Los estigmas pueden ser:
Visibles o invisibles; sangrientos o no; permanentes, periódicos (generalmente resurgiendo en días o temporadas asociadas con la pasión de Cristo) o transitorios. Los estigmas invisibles pueden causar tanto dolor como los visibles. Los estigmas pueden permanecer muchos años, como el caso del Padre Pío, quien los llevó por 50 años y fue el primer sacerdote que se conoce estigmatizado. (San Francisco tenía las estigmas pero no era sacerdote). Al morir sus estigmas desaparecieron milagrosamente.  Otros estigmatizados: Santa Rita de Cascia, Sta. Teresa Neuwman, Sta. Gema Galgani, Sta. Faustina (estigmas invisibles) y muchos otros (más de 60 de ellos han sido canonizados).

Los estigmas pueden ser don de Dios (como en los santos) o falsificación, en algunos casos de carácter diabólico. Es por eso que la iglesia ha establecido criterios para determinar la autenticidad de los estigmas. Algunos criterios: Las llagas están localizadas en los lugares de las cinco llagas de Cristo.

Esto no ocurre por histeria ni hipnotismo; los estigmas no se infectan; aparecen espontáneamente en el cuerpo mientras la persona está en éxtasis; no ceden ante el tratamiento médico; sangran copiosamente y por largos períodos;  Están acompañados de fuertes dolores tanto físicos como morales (La falta de dolor es una mala señal que pone en duda la autenticidad de los estigmas porque, de ser auténticos, son participación en los sufrimientos de Cristo). Los estigmas auténticos no se pueden explicar por causantes naturales. Además, la persona practica la virtud heroicamente, particularmente un gran amor a la humildad y a la cruz. La Iglesia no canoniza a nadie tan solo por ser estigmatizado.   Algunos parasicólogos niegan toda obra sobrenatural y la pretenden vanamente de explicar los estigmas produciendo imitaciones. La Iglesia, al canonizar santos que han llevado estigmas, reconoce en ellos la autenticidad de una experiencia sobrenatural.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Reliquias de San Francisco Solano en Piura

Iniciando una gira por todo el Perú El día jueves 02 de septiembre llegaron a nuestra ciudad de Piura las reliquias de San Francisco Solano, el santo franciscano de la alegría, que recorrió el continente americano durante 20 años predicando, especialmente a los indios. Su viaje más largo fue el que tuvo que hacer a pie, con incontables peligros y sufrimientos, desde Lima hasta Tucumán (Argentina) y hasta las pampas y el Chaco Paraguayo. Más de 3,000 kilómetros y sin ninguna comodidad. Sólo confiando en Dios y movido por el deseo de salvar almas.

En el aeropuerto de la ciudad fueron recibidos por los religiosos franciscanos, Inmediatamente después fueron trasladados a la iglesia y convento de San Francisco, para su exposición y veneración.

El día de viernes 03, por la mañana en solemne procesión las reliquias fueron llevadas al colegio Hogar San Antonio, donde se le brindó un cálido recibimiento. A las nueve de la mañana se inició la misa concelebrada, presidida por el Ministro Provincial Fray Emilio Carpio Ponce, Fray Anselmo Díaz Rodríguez y los sacerdotes del convento de San Antonio.

Terminada la misa se realizó el homenaje del colegio donde participaron los diversos grupos de de la institución. Cabe destacar la representación a través de bailes de los diversos momentos de la vida del santo y de los distintos lugares del Perú, Argentina, Paraguay y Uruguay, presentados por el taller de danzas del Colegio Hogar San Antonio, lugares donde el santo donde realizó su labor evangelizadora.

Por la tarde en solemne procesión las reliquias fueron trasladadas hasta la parroquia del Santísimo Sacramentos donde fueron recibidos por su Párroco Padre José Guillermo Uhen, inmediatamente después del santo Rosario a las 7 de la noche se llevó a cabo una Misa concelebrada, presidida por el Párroco.

Durante su homilía el Padre Uhen, manifestó la alegría que sentía de tener en la parroquia las reliquias de un santo extraordinario que permitió la evangelización del Perú. Dijo entre otras palabras que si hoy el pueblo peruano profesa la religión católica es por santos como San Francisco Solano que se dedicaron a evangelizar al Perú.

Por el padre Rodolfo Avalos, sacerdote de la iglesia de San Francisco, dio a conocer a grandes rasgos vida y algunos de los muchos milagros que realizó en vida San Francisco Solano. Por su parte el Ministro Provincial, agradeció los homenajes indicando que Piura, por ser la primera ciudad a la que llegó el santo había sido escogida para iniciar la peregrinación por todo el Perú, como parte de los actos celebratorios de sus 400 años de gloriosa partida al cielo. Piura ha sido una ciudad privilegiada por la que han pasado los primeros misioneros que ingresaban por Paita, para luego seguir viaje hasta la entonces Villa de Piura y de allí partir para los diversos lugares del país para realizar su labor misionera y evangelizadora.

Las actividades del día viernes finalizaron pasada las 8.30 de la noche, con la veneración de las reliquias.

El día sábado 04 a la 5. 30 de la tarde en la Iglesia de San Francisco de Asís, se realizó Misa Concelebrada por sacerdotes franciscanos, presidida por el Ministro Provincial Fray Emilio Carpio Ponce OFM.

En su homilía Fray Emilio Carpio, comenzó comentando las lecturas escogidas, pasando luego a hacer una muy detallada semblanza de San Francisco Solano, resaltando el hecho de su paso por Paita y Piura, así como su recorrido por el continente americano durante 20 años predicando, especialmente a los indígenas. Su viaje más largo, que fue el que tuvo que hacer a pie, con incontables peligros y sufrimientos, desde Lima hasta Tucumán (Argentina) y hasta las pampas y el Chaco Paraguayo sin ninguna comodidad. Sólo confiando en Dios y movido por el deseo de salvar almas. Su extraordinaria facilidad para aprender los dialectos de los indios. A las pocas semanas de estar con ellos ya le entendían todos admirablemente sus sermones, sin olvidar que cuando estaba en Europa durante peste que asoló toda Europa con la pérdida de miles de vidas, Francisco se dedicó a atender a los enfermos más pobres abandonados. Él también se contagio pero prodigiosamente quedó curado. En otro momento de su disertación el Ministro Provincial habló de su estadía en Trujillo donde pronosticó terremotos que luego ocurrieron y de sus últimos año en Lima, así también de que las reliquias de San Francisco Solano se encuentran en la iglesia de San Francisco de Lima donde se guardan todas las cosas que el usó, incluso la Cruz que siempre le acompañó en todos sus misiones y les invito a que las visiten.

Pidió la intersección de San Francisco Solano para que nos libere de todo mal y nos dé un corazón puro. Pidió que nos hagamos siempre la señal de la Cruz, en la frente para que nuestros pensamientos sean los mejores, en el corazón para que nuestros afectos sean los más tiernos y los más generosos, en la boca para que nunca ofrendamos ni dañemos a nadie Pidió a San Francisco nos conceda la salud y la paz

Al Final de la Misa se impartió la bendición con las Reliquias de San Francisco Solano.


Francisco Rosas Castillo

jueves, 2 de septiembre de 2010

San Francisco Solano



San Francisco Solano, nació en 1549, en Montilla, Andalucía, España. Su padre era alcalde de la ciudad, y desde muy pequeño se caracterizó por su habilidad en poner paz entre los que se peleaban.    Estudió con los Jesuitas, pero entró a la comunidad Franciscana, porque le atraían mucho la pobreza y la vida tan sacrificada de los religiosos de San Francisco de Asís. Los primeros años de sacerdocio los dedicó a predicar con gran provecho en el sur de España, para lo cual  se preparaba mucho, haciendo oración.

Cuando llegó a Andalucía la peste del tifo negro Francisco y su compañero Fray Buenaventura se dedicaron a atender a los enfermos más abandonados.
Fray Buenaventura se contagió y murió (hoy en día  es santo) luego se contagió también Francisco y creyó que ya le había llegado la hora de partir para la eternidad, pero luego, de la manera más inesperada, quedó curado.    

Cuando el rey Felipe II, pidió a los franciscanos que enviaran misioneros a Sudamérica, fue enviado a extender la religión por estas tierras. Fue una gran alegría para su corazón.

Recorrió el continente americano durante 20 años predicando, especialmente a los indios. Pero su viaje más largo fue el que tuvo que hacer a pie, con incontables peligros y sufrimientos, desde Lima hasta Tucumán (Argentina) y hasta las pampas y el Chaco Paraguayo.-    Más de 3,000 kilómetros y sin ninguna comodidad. Sólo confiando en Dios y movido por el deseo de salvar almas.
En sus  viajes de misionero, lograba aprender con extraordinaria facilidad los dialectos de aquellos indios.  A las dos semanas de estar con ellos ya le entendían todos admirablemente sus sermones. Sus compañeros misioneros se admiraban grandemente de este prodigio y lo consideraban un verdadero milagro de Dios.

Pero lo más admirable es que las tribus de indios, aun las más belicosas, y opuestas a los blancos, recibían los sermones del santo con una docilidad y un provecho que parecían increíbles.  

Un Jueves Santo estando el santo predicando en La Rioja (Argentina) llegó la voz de que se acercaban millares de indios salvajes a atacar la población. El peligro era sumamente grande, todos se dispusieron a la defensa, pero Fray Francisco salió con su crucifijo en la mano y se colocó frente a los guerreros atacantes, y de tal manera les habló, logrando que lo entendieran muy bien en su propio idioma, por lo que los aborígenes  desistieron del ataque y poco después aceptaron ser evangelizados y bautizados en la religión católica.    

El Padre Solano tenía una hermosa voz y sabía tocar muy bien el violín y la guitarra. Y en los sitios que visitaba divertía muy alegremente a sus oyentes con sus alegres canciones.

Un día llegó a un convento donde los religiosos eran demasiado serios y recordando el espíritu de San Francisco de Asís que era vivir siempre interior y exteriormente alegres, se puso a cantarles y hasta a danzar tan jocosamente que aquellos frailes terminaron todos cantando, riendo y hasta bailando en honor del Señor Dios.    

San Francisco Solano misionó por más de 14 años por el Chaco Paraguayo, por Uruguay, el Río de la Plata, Santa Fe y Córdoba de Argentina, siempre a pie. Un día en el pueblo llamado San Miguel, estaban en un toreo, y el toro feroz se salió del corral y empezó a cornear sin compasión por las calles. Se le acercó a Fray Francisco y le lamía las manos y se dejaba llevar por él otra vez al corral.    Por orden de sus superiores, los últimos años los pasó Fray Francisco en la ciudad de Lima predicando y convirtiendo pecadores.

Entraba a las casas de juegos y hacía suspender aquellos vicios y llevaba a los jugadores a los templos. En los teatros, en plena función inmoral hacía suspender la representación y echaba un fogoso sermón desde el escenario, haciendo llorar y arrepentirse a muchos pecadores. En plena plaza predicaba al pueblo anunciando terribles castigos de Dios si seguían cometiendo tantos pecados y esto conseguía muchas conversiones.    En mayo de 1610 empezó a sentirse muy débil. Los médicos que lo atendían se admiraban de su paciencia y santidad. El 14 de julio, una bandada de pajaritos entró cantando a su habitación y el Padre Francisco exclamó: "Que Dios sea glorificado", y expiró.    Desde lejos las gentes vieron una rara iluminación en esa habitación durante toda la noche.
A su entierro asistieron unas 5.000 personas y tuvo contornos apoteósicos. El virrey Marqués de Montesclaros y el arzobispo Lobo Guerrero fuero los primeros en conducir el féretro a la iglesia, donde la guardia de alabarderos apenas pudieron contener a la multitud.
En Lima se da el hecho sorprendente y no repetido, de presenciarse la muerte de cinco santos en un espacio de 39 años: Santo Toribio de Mogrovejo (1606), San Francisco Solano (1610), Santa Rosa de Lima (1617), San Martín de Porres (1639) y San Juan Macías (1645). Por eso, la capital peruana también fue llamada la Lima de los Santos.
Tan sólo 15 días después de su muerte, se abrió su proceso de canonización. Las gestiones comenzaron en Lima, donde hubo 500 testigos, y después continuaron en otras ciudades del Perú, en el Tucumán y en España.
El Papa Clemente X lo beatificó el 1675 y el Papa Benedicto XIII, lo canonizó el 27 de diciembre de 1726. Su festividad es el 14 de julio.
La Santa Sede[] decretó el año Jubilar entre 14 de julio de 2009 y el 2010, conmemorando el cuarto centenario de su muerte.